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08 febrero 2010

Las armas de la victoria


Efesios 6:10-20 10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en

el poder de su fuerza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar

firmes contra las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra

principados, contra potestades, contra los gobernadores de

las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de

maldad en las regiones celestiales

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis

resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar

firmes.

14 Estad., pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y

vestíos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar

todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu,

que es la palabra de Dios

18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el

espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica

por todos los santos;

19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra

para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,

20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo

hable de él, como debo hablar.

DIOS ES BUENO

LAS ARMAS DE LA VICTORIA

¡La vida es un campo de batalla!

Si la carne no fuera débil

Si no hubiera oposición

Si no hubiera diablo,

Nosotros no experimentaríamos la amargura del conflicto y la dulzura de la victoria

Pero la Biblia y la historia nos dicen que la vida esta llena de conflictos, pruebas y batallas

Somos claramente dirigidos a vestirnos de toda la armadura de Dios, a pelear la buena batalla de la fe y a velar y orar constantemente (Ef. 6:10-20)

La vida cristiana no es una vida perezosa, indolente y aburrida.

Al contrario, es una vida activa, interesante y llena de aventuras.

El satisface nuestra alma;

El llena el vació;

Su amor controla todo;

¿Cómo podría estar sin EL?...

Quítenme todas las cosas,

¡Pero no me quiten a mi Señor Jesucristo!

No debemos sorprendernos cuando en nuestra vida cristiana se presentan los problemas, las pruebas, los conflictos y las dificultades.

¿Como es posible que el pueblo de Dios en el pasado haya confrontado toda clase de dificultades por su Fe y nosotros no suframos nada?

Nosotros también tenemos que ser probados y refinados como el oro. (Malaquias 3: 1-6)

Por la fe Abraham salio salió hacia la tierra prometida

(Hebreos 11)

Rebósate de alegría que tu fe no desmaye por más diversas pruebas que tengas

Si alguno es atribulado, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello (1era. Pedro 1:3-8; 4: 12-19)

En todas las cosas Dios quiere que obtengamos la victoria.

“Más gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de Nuestro Señor Jesucristo”

(1era.Corintios 15:57)

“Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos: derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmo 62:8)

Si estamos orando por un avivamiento y nuestra oración no ha sido contestada no debemos desmayar ni desalentarnos por ello.

¡Que Dios no permita que nos desmayemos, que nos demos por vencidos cuando la victoria está tan cerca!

¡Que Dios nos ayude a no romper filas momentos antes de que obtengamos una conquista completa!

“Pues aunque andamos en la carnes, no militamos según la carne; Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, si no poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

(2da. Corintios 10:3-4)

“No seas vencido de lo malo, si no vence con el bien el mal” (Romanos 12:21)

“Pelea la buena batalla de la Fe” (1º. Ti 6:12)

“Orar siempre, y no desmayar…

¿y acaso Dios no hará Justicia a sus escogidos, que

claman a Él día y noche?

¿Se tardara en responderles?

“Os digo que pronto les haré justicia.” (Lc. 18: 1-8)

“No perdáis, pues vuestra confianza, que tiene grande galardón, porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”, La Victoria. (He. 10:35-36).

Gracias, Señor Jesucristo que nos das las fuerzas cuando en diversas pruebas nos encontramos, la batalla ya hemos conquistado porque tu eres nuestro escudo, nuestro protector, solamente tú tienes palabras de vida eterna

Señor Jesús te recibo como mi único y suficiente salvador, reconozco que soy pecador y que moriste en la cruz por mi

Amen, amen y amen.