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10 febrero 2010

Diez limpios, uno sanado



¡Dios Es Bueno!

      Proclamo que Dios colme en toda su vida de ricas y grandes bendiciones porque
      poderoso es Dios para cumplir todas sus necesidades…

       Lc. 17: 11-19

                        11:     Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
12:     Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres
           leprosos, los cuales se pararon de lejos.
13:     Y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús Maestro, ten misericordia de     
           nosotros!
14:     Cuando el los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció
           que mientras iban, fueron limpiados.
15:     Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió,
           glorificando a Dios a gran voz,
16:     y se postró en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano.
17:     Respondiendo Jesús le dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados?
           Y los nueve, ¿dónde están?
18:     ¿No hubo quien volviese y diese Gloria a Dios si no este extranjero?
19:     Y le dijo: Levántate, vete; Tu Fe te ha salvado.


DIEZ LIMPIOS, UNO AGRADECIDO.


En cuantas y muchas repetidas ocasiones, a pasado y sigue pasando Jesús por tu maravillosa vida.
Y por cierto tu eres fruto de una preciosa y bella creación de Dios.

En cuantas ocasiones de tu vida, has estado en la necesidad del pronto auxilio de un Dios todo Poderoso que limpie, vende y sane tus heridas.
Que supla tus necesidades económicas; Que el caudal de tempestades sean resuelto; Que la montaña de problemas sean solucionadas.

Dios te habla Hoy,

Dios te dice:
Que este es el tiempo,
Que esta es la oportunidad,
Que este es el momento; que tu encuentro con Jesús.

Y no permitas hablarle de lejos, acércale tu corazón, todo tu ser toda tu alma.

Alza tu voz, háblale, llámale, clámale….
Jesús ten Misericordia de nosotros…

Seguro que El escuchara y solucionara tu clamor, el limpiara, vendara y sanara tus heridas.

Vuélvase y déle la honra y la gloria a Dios
Alabe al Señor


¡DIOS ES BUENO!


Apláudale,  glorificando a Dios a gran voz.

Postre su rostro en tierra, a sus pies, dándole gracias; El se merece toda la honra y la gloria.

Si el es tu sanador, regálale una ofrenda de aplausos.

¡Quien Vive!

                              
       ¡DIOS ES BUENO!